Aunque Google ya registra más tráfico de móviles que de ordenadores, muchas empresas siguen aplicando la lógica inversa a sus rutinas de trabajo: diseñar los contenidos para el ordenador y, a continuación, adaptarlo a los requerimientos de los dispositivos móviles. Lejos de ser acertada, esta opción supone desaprovechar todo el potencial que ofrecen los smartphones y tabletas, al no contemplar de entrada acciones basadas exclusivamente en el universo mobile (por ejemplo, aquellas que se articulan a través de WhatsApp, Snapchat o Periscope). ¿La solución? Hacer un cambio de chip y empezar a diseñar estrategias diferenciadas para desktop y teléfonos.

Dice la sabiduría popular que, quien mucho abarca, poco aprieta. Pues bien, esto es exactamente lo que ocurre con el mobile marketing. Tu estrategia será mucho más efectiva si, en vez de intentar llegar a todo el mundo, te centras únicamente en tu buyer persona.

La época de la comunicación de masas pasó a la historia. Y con su desaparición, irrumpe en escena público mucho más fragmentado y con necesidades y preferencias altamente diversificadas, al que hay que escuchar y satisfacer. Si bien este ejercicio requiere de largas horas de analítica web y segmentación (e incluso, de cualificación de leads o lead scoring), conviene asegurarse que tus usuarios reciben información que realmente se adecúa a sus demandas.

Éste es uno de los campos en los que el Internet móvil juega con ventaja. Gracias a esta tecnología, la accesibilidad y la interacción por parte de los internautas pasa a ser inmediata y mucho más flexible y dinámica, al tiempo que mejoran la experiencia de usuario. Como ejemplo, baste referirse a aplicaciones como Wallapop o UOC ON, que pone en contacto a los usuarios con otros que se encuentran cerca de su ubicación geográfica.

El auge de la telefonía móvil obliga a las empresas a mantener un diálogo más fluido con los internautas. Y para muestra, un botón: según un informe de Lithium, el 43% de los usuarios a esperar obtener respuesta a sus consultas o quejas en las redes sociales en un plazo máximo de una hora. En cualquier caso, parece que no todas las organizaciones están por la labor: de acuerdo con un estudio de SocialBakers presentado en el 2015, el 80% de las compañías estadounidenses no responde a las consultas que reciben en su perfil de Twitter, porcentaje que alcanzaba el 60% en el caso de Facebook. Sin duda, un ejemplo de malas prácticas que hay que evitar a toda costa, si no quieres que tu empresa pierda competitividad a marchas forzadas.